En los últimos meses habréis oído hablar de las dietas detox ( dietas de desintoxicación o depurativas ) que sirven para eliminar toxinas ( veneno o sustancia química ) con efectos dañiños en nuestro organismo. Además, se suele recurrir a ellas cuando queremos drenar y purificar el cuerpo, adelgazar y mejorar, incluso, nuestro estado de ánimo porque según aquellos que defienden este tipo de dietas, se reducirán las migrañas o el estreñimiento. En ese caso, llegados a ese punto, qué se suele hacer cuando nos proponemos iniciar una dieta detox …
Pues lo primero, como siempre y como en todas las dietas, regular los hábitos alimenticios y empezar a trazar una dieta saludable y un poco de ejercicio que combata esos malos hábitos, el estrés, las prisas … que al final redundan en esos kilos de más que nos queremos quitar de encima. Estos regímenes detox se basan en el ayuno combinado con batidos de frutas y verduras y otros productos especiales. Como en casi todo, este tipo de dietas también tienen sus luces y sus sombras. Entre los argumentos de quienes no son partidarios de estas dietas de desintoxicación se encuentra el hecho de que no favorecen el funcionamiento hepático ni tampoco aceleran la eliminación de toxinas. Aseguran que a primera hora de la mañana, con el cuerpo en ayunas, lo que necesitamos para empezar a funcionar es energía que nos aportan los nutrientes de los que nos estamos privando. Por tanto, el cuerpo buscará por otras vías acelerar esa obtención de energía a partir de la grasa acumulada, en lugar de la glucosa. Y para esta obtención de energía, el cuerpo creará residuos nocivos que podrían poner en riesgo nuestra salud.
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